Un rostro de originalidad

Este "retrato" lo que interpreta es una verdadera cara de autenticidad. Es la expresión precisa de lo que es en verdad una idea original, y nativa de un lugar en especial más precisamente hablando de México.

En la sierra de México, los Tarahumaras tienen, como todo grupo nativo y original desde sus inicios, tendencias supremas en cuanto a su concepción universal del alrededor. En este caso, esta máscara muestra un poco más de motivación por una ideología tan marcada.

La razón de su existencia es por el detalle de ser parte fundamental para una ceremonia en donde se celebra la diferencia y batalla de dos pensamientos contrapuestos y enfrentados por el tiempo: el hombre indio y el hombre blanco. Es entonces cuando se puede explicar que esta máscara representa al hombre blanco, grotescamente y hasta cierto punto en una forma no tan bella. No se le dan detalles exactos y por ello se deja un aspecto burdo, pero sí bien definido. La máscara cuenta con bigotes y muestras de arrugas que explican un aspecto decrépito. Es un medio lógico para descubrir lo siguiente.

Con esta máscara, durante la ceremonio tarahumara, se representa al hombre blanco contra el nativo. En sí la máscara representa al hombre blanco y al mal, en contraposición del tarahumara y el bien. Consecuentemente, aquellos que usan esta máscara, se enfrentan en batallas simbólicas donde los nativos ganan mediante fuerzas naturales y razones lógicas. De lo más interesante es el tipo de atribuciones que se les da a los hombres blanco mediante esta máscara y más propiamente la ceremonia. Se le atribuyen el dinero, las armas y la enfermedad, aspectos que también entran en escena en las simbólicas representaciones de una batalla.

Así es que se interpreta este gesto tan original de una máscara provocada por una serie de condiciones cósmicas con esta sociedad y por la intervención del "hombre blanco".